domingo, 8 de noviembre de 2009

ReFLeXIóN '' LA CALLE ES NUESTRA ''









En España, las organizaciones juveniles o como popularmente se conocen  “ pandillas”, no es un fenómeno novedoso dentro de nuestra sociedad. Según las cifras que  baraja el Cuerpo Nacional de Policía, en España el número de pandilleros oscila entre los 2.500 y los 3.000 integrantes  repartidos por toda la geografía española.

Cuando observamos estas pandillas, pensamos... ¿que tipo de jóvenes se integran en estas pandillas? En la mayoría de los casos son jóvenes  entre 15 y 20 años, que viven con sus padres en los barrios  periféricos de las ciudades, con residencia legal o ilegal y con reivindicaciones sociales o sin ningún objetivo mas allá que formar un grupo que les permita reforzar identidades y vínculos afectivos.

Este perfil posiblemente encaje con las características de Pablo, el joven dominicano protagonista del articulo ‘’ la calle es nuestra’’. Como Pablo, la mayoría de jóvenes que integran estas bandas, lo hacen por buscar una seguridad y un apego que en el mayor de los casos no lo encuentran en sus hogares. Son NIÑOS CALLE, como así se les conoce en las grandes capitales.

A lo largo de estos días he podido visualizar diferentes documentales sobre bandas callejeras que residen en España, y en el 90 % de los casos los jóvenes afirman que su pertenencia se debe a la protección, como medio de seguridad debido a la situación racista que ejercía la sociedad sobre ellos, y al desarraigo familiar, ya que en la mayoría de los casos los familiares pasan el mayor tiempo trabajando y los jóvenes quedan en una situación de desamparo y situación de exclusión social.

Como Pablo son muchos los jóvenes que juran Patria o Muerte, y que quedan absorbidos y manipulados por el mundo de las bandas. Jóvenes latinos que aparecían en el video comentaban que ellos luchaban contra: ‘’ el racismo, la brutalidad policial y la hipocresía de la sociedad ’’,  tres factores determinantes para hacer uso de la ley del acero. Como afirmaba un joven dominicano. Se puede decir que en estos casos la exclusión es reciproca, dándose en ambos bandos tanto por la sociedad  excluyente, como por  los propios jóvenes que excluyen a la gente que no son afines a sus ideales.

Muchos de los jóvenes que integran las bandas latinas, son jóvenes nacidos en España, que en la mayoría de las ocasiones se sienten identificados con la identidad de sus padres y de sus países de procedencia.

En España desde hace muchos años la violencia juvenil ha estado asociada a grupos de carácter ultraderechistas como por ejemplo (sikinheads o neonazis) o de tendencia antisistema como por ejemplo (red skin o anarkistas).

Es cierto que desde la llegada de las primeras bandas latinas, estas  han ido vinculadas de manera injustificada con la violencia y las actividades delictivas. En muchas ocasiones los medios de comunicación han influido en que la sociedad etiquete a jóvenes latinos, como peligrosos, ladrones y violentos. Provocando una situación de inseguridad, racismo y miedo en nuestra sociedad.

El documental que pude visualizar el otro dia por la red, reflejaba  la visión de un grupo de ciudadanos, que generalizaban y etiquetaban a inmigrantes sin importar su nacionalidad ni procedencia.

Alcorcón, una ciudad del área metropolitana de Madrid, sufrió hace unos años una batalla, donde se enfrentaron un grupo de dominicanos y otro grupo de pandilleros formado por jóvenes de la misma localidad. Los antecedentes vienen originados por la muerte de un joven de Alcorcón a manos de un grupo de dominicanos. Ante esta situación pagaron justos por pecadores. Los jóvenes mas exaltados de la ciudad denominaron que este problema seria erradicado con la caza del latino, ‘’lastima del muchacho ecuatoriano, peruano o boliviano que sin tener relación con las bandas pasara en esos momentos por las calles, porque también se incluía en el mismo saco ‘’.

¿Falta de educación?, ¿falta de civismo? ¿Se podía haber solucionado este conflicto?, son tantas las preguntas, y tan pocas las respuestas que nos dejan con infinidad de dudas. Para solucionar un conflicto hay que intervenir desde un principio, no dejar que la pelota ruede de un tejado a otro, lavándonos las manos de responsabilidades y dejando que sea la propia ciudadanía la que actúe como policía o jueces, aplicando la ley del OJO POR OJO.

La ciudad Condal es hoy en dia una de las ciudades donde se ha llevado el ejemplo de la intervención y la normalización por la integración de una banda latina a participar como Organización Cultural de Reyes y Reinas Latinas de Cataluña. No fue un trabajo fácil, desde el Ayuntamiento de Barcelona se trabajo duramente con el compromiso de Mediadores Sociales, Trabajadores sociales, Servicios de Prevención, etc. Hoy en dia la organización trabaja por la integración de sus afiliados, y dando conciertos en los barrios mas marginales, como programas de prevención. Como dice Carles Feixa ‘’ es mejor habilitar canchas de basket, que abrir mas cárceles para ellos ‘’.

Nosotros como Educadores Sociales debemos trabajar en la prevención, procurando lograr una mejora en la integración de los jóvenes latinos en el ámbito escolar, pero no partiendo solo desde el escalón educativo, sino previniendo desde el ámbito familiar y social.

Otro punto importante a trabajar seria el llevar acabo programas de concienciación ciudadana, dirigidos por las  asociaciones juveniles y Consejerías de Educacion, promoviendo la diversidad cultural y el conocimiento de las diferentes culturas que habitan en nuestra sociedad.

Pienso que todavía queda mucho por hacer, lo cierto es que todavía hay muchos jóvenes que por motivos diferentes, ya sean sociales, laborales, educativos o familiares acaban ingresando en las bandas. Hay que buscar soluciones, prevenir e intervenir, para que muchachos como Pablo, puedan encontrar una Integración Social y abandonar de una vez por todas, la línea de la Exclusión Social.


Saludos de Alvaro

















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